jueves, 23 de mayo de 2019

Filósofo

¡Joder! Me confieso prisionera de tus barbas negras, de tus ojos parlantes y tus labios danzantes, pecadora en la iglesia de los cobardes, la detonante de una bomba carnal, me inmiscuí en tus huellas dactilares para sentirme completa al tocarte, en tus besos me hice río hasta mojar la piedra en tu cueva, enredada en el pelaje de un amor licántropo. Pasional con lo blanco, lo blanco de la luna llena que alumbra el camino a una seductora destrucción.

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