domingo, 6 de noviembre de 2016

Hace años se me fue enseñado que todo era energía, incluso yo. Que la energía no se creaba, ni se destruía, solo se transformaba. Hace unos meses entendí que si yo era energía, yo no iba a morir, como nunca había nacido, solo era una transformación constante. Entonces si yo era energía al igual que todo y todos, no siempre había sido mujer, ni morena de cabello ondulado, ni mexicana, ni todas esas etiquetas que hasta ahora nos seguimos poniendo, solamente un alma en constante transformación.

Después de haber entendido eso, mi sentir y pensar cambió, me hice consciente de que aquellas personas que habían "fallecido" sólo se habían transformado, habían aprendido lo que habían decidido aprender en este plano con todos nosotros, y los que estaban "naciendo" venían a lo mismo, y  que próximamente nos reuniríamos de nuevo con esas almas, en otros tiempos, con otros nombres, con otro sexo, otra religión, otro color, pero con el mismo amor.

He despertado esa parte de mi consciencia que me grita que ame, que no deje de amar, que te ame a ti, que ame a todos, y sobre todo que me ame a mi. Esa parte que me dice una y otra vez en mi cabeza que tome calma, que no hay apuro, ni riesgo, sólo aprendizaje, esa parte de mi consciencia que me hace mirar al prójimo y verlo con amor, con entusiasmo, con la intención de respetar y aprender.

Porque también entendí que todos nos transformábamos una y otra vez para aprender, que nadie era superior ni menos, que todos somos lo mismo, llenos de lo mismo, entonces llegué a la conclusión de que aún era mejor ayudar con el corazón en la mano desinteresadamente, y que aún sin tener la intención de hacerlo, lo estamos haciendo. No hay días malos, ni días buenos, solo días aprendidos.

Veo como ahora a este paso a ciertas almas, se les dificulta recordar de donde vienen y porque están aquí. Marchando por el estereotipo de una familia "tradicional", hombre y mujer... niños.
Como si para amar nos hiciera falta la piel y el nombre, como si para dar amor y enseñar se necesitara ser mujer u hombre específicamente, como si dos "hombres" o dos "mujeres" no estuvieran hechos de lo mismo, y no pudieran honrar el espacio de una familia por tan solo llevar la misma cubierta.

El amor es la representación de nuestra existencia en el universo, somos seres eternos, no nos limitemos a valorarnos, dejemos el orgullo y el prejuicio a un lado, celebremos la esencia de la transformación.



1 comentario: